Sepa todo aquel que leyere el presente escrito, que Nos el Príncipe, siervo de dios, Muhammad, hijo del Príncipe de los musulmanes Abú Abdalá Nazarí, Sultán de Granada y Málaga y sus dependencias, y Príncipe de los musulmanes, accedemos, augusto soberano D. Jaime, Rey de Aragón, Valencia y Murcia, y Conde de Barcelona, a ser vuestro fiel amigo y a que haya entre Nos y Vos paz firme y leal amistad, en virtud de la cual, vuestros amigos lo serán nuestros, y vuestros enemigos las gentes de Castilla, enemigos para nosotros...
Accedemos, igualmente, a que vengan a nuestro país todos los que deseen comerciar en cualquier clase de mercancías de vuestro país.
Y asimismo, todos lo negociantes que desde nuestro país se dirijan al vuestro les será permitido negociar con toda clase de productos.
A todos ellos se les permitirá compara y vender todo cuanto quieran y exportarlo.
Todos los comerciante de nuestros países podrán ir y venir, por tierra y mar, con toda seguridad para las personas y los bienes y en todas las circunstancias por nuestros respectivos reinos. Si a alguno de estos comerciantes le sucediera algún daño en nuestros territorios deberemos repararlo en el acto, en el mismo instante.
Accedemos, asimismo, a ayudaros en tierras de Murcia con jinetes de nuestro país... si de ello tenéis necesidad, a condición de que se les organice en vuestra tierra... la comida y el pienso, y que se les indemnice el importe de las cabalgaduras que mueran en vuestro servicio, desde el día de sus salida de nuestros dominios hasta el de su regreso.
Y para que así conste y quedéis bien persuadido de ello, mandamos escribir el presente documento, en el cual ponemos nuestra signatura y nuestro sello, el último día de rabí, segundo del año setecientos uno (1 de enero de 1302).
Los documentos árabes diplomáticos del Archivo de la
Corona de Aragón, 1940, 8-10. Hª de España, tomo XI, pag. 458-460.
Nombre dado al conjunto de las acciones de castigo emprendidas por los almogávares en Oriente a raíz del asesinato, en Adrianápolis (hoy, Edirne), en 1305, de Roger de Flor, su jefe, a manos del cabecilla alano Georgios, el cual, si bien pertenece a la expedición catalana, fue incitado a ello por Miguel IX, hijo de Andrónico II y asociado al imperio de su padre.
Si bien es cierto que el hijo de Georgios había muerto en una reyerta entre los hombres de la compañía catalana y los alanos, no lo es menos que Miguel estaba celoso de las victorias militares de Roger de Flor (quien había derrotado ampliamente a los turcos) y que, además, recelaba del poder adquirido por el caudillo de los almogávares (en efecto, Roger de Flor no sólo había conseguido el título de megaduque, que luego cedería a Berenguer de Entenza, sino que también se había casado con María de Bulgaria, sobrina de Andrónico II, había obtenido en feudo toda Asia Menor, a excepción de las grandes ciudades, y había sido nombrado cesar del Imperio bizantino).
Excitada la indignación de los catalanes acampados en Gallípoli, por dicho asesinato, y recrudecida la situación, estalló una guerra en la cual los catalanes asolaron las tierras de Grecia, llegaron a las puertas de Constantinopla y lograron adquirir para sí el ducado de Atenas y fundar el de Neopatria. El primero de estos ducados, adquirido en 1311, perteneció a la Corona catalanoaragonesa hasta 1388; el segundo, formado en 1318 por la Lócrida, Tesalia y la Ftiótide; perteneció a dicha corona hasta 1390.
[...] Los consellers de Barchinona, a gran importunitat dels paraires e dels teixidors de llana, qui allegaven que eren pobres, no contrastan que havien obtengut lo muntament de la moneda que tant havien desijat, consellaren a mossèn Guillen Ramon Saplana, regent la vegueria de Barchinona, e an Bertomeu Agustí de Maçanet, batle de la dita ciutat, que fessen publicar certa part d’una contitució qui fonc feta en l’any 1422, contenent, en efecte, que d’aquí avant algú no metés draps de llana estrangers ne d’aquells se gosassen fer robes o vestedures, sino de draps solament fets en Catalunya; e jatsia la dita constitució prohibís tosts draps estrangers, no solament de llana, ans encara dór e de seda, però ells no feren publicar sinó un tros de la dita constitució, la qual, per espai de més de 30 anys esra estada callada e no mai fins ací publicada ne practicada. E açsò feren los dits consellers per complaure als pobles menuts de la dita ciutat, qui en aquest temps s’apellaven vulgarment los hòmens de la Busca, qui tots dies movien novelles ordinacions; però en Francí de Perarnau, botiguer e conseller l’any present, no volgué que tota la dita constitució se publicás ne.s praticàs, per ço com ell tenia gran botiga de draps de seda e non posquera gens vendre si tota la dita constitució se servàs. E de fet feren publicar part de la dita constitució, ço es, prohibint èsser hic tallats ne vestits draps de llana estrangeres, e non digueren res dels draps d’or ne de seda per amor del dit conseller. E així publicaren falxament la dita constitució, car non devien tolre ne afegir-hi res mudar-hi mot ne lletra.
Dietari de la Deputació del General de
Cathalunya, divendres, 30 de juliol de
1456, de Jaume Safont, pag. 414-15
Divendres a XXIII de juliol de 1462. Parti le comte de Pallars, de Gerona.
Batalla. Fonch gran conflicte entra les gents d’armes del principat de Cathalunya de una part, e lo rey Johan ab les seues gents de la part altra. E vench aquesta diferencia per mantenir libertats e privilegis que lo dit rey trencava a sos vassalls. E fonch aquesta batalla devant lo castell de Rabinat, qui es en Cumala, mor’y molta gent, entre’ls quals hi mori un virtuos ciutada de Barchinona apellat Franci Setanti e molts que n’i foren apresonats. E voch Deus que obtench aqest die la victoria lo rey Johan e los seus. Loat sia Deu de tot
Dietari de la Deputació del General de Cathalunya, Jaume Safont
La que tuvo lugar cerca del pueblo del mismo nombre (Ciudad Real), a principios del año 1369, entre las tropas de Pedro I de Castilla y las de su hermano bastardo Enrique de Trastámara (luego Enrique II de Castilla).
Derrotado Pedro, buscó refugio en el interior del castillo y sólo salió de él después de haber pactado uno de sus servidores, Men Rodríguez, con el mercenario francés Beltrán du Guesclin, al servicio de Enrique de Trastámara, su propia libertad a cambio de la entrega de las plazas de Soria, Atienza y Almazán. Pedro, sin embargo, fue víctima de un engaño: conducido a la tienda del mercenario, se entabló una pelea entre ambos hermanos hasta que Pedro fue muerto a traición.